Página:El Lazarillo de Tormes (1921).pdf/43

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

TRATADO TERCERO

De cómo Lázaro se asentó con un escudero y de lo que le acaesció con él.

Desta manera me fué forzado sacar fuerzas de flaqueza, y poco a poco, con ayuda de las buenas gentes, di conmigo en esta insigne ciudad de Toledo, adonde, con la merced de Dios, dende ha quince días se me cerró la herida. Y mientras estaba malo, siempre me daban alguna limosna; mas después que estuve sano, todos me decían:

—Tú, bellaco y gallofero eres. Busca, busca un buen amo a quien sirvas.

—¿Y adónde se hallará ése—decía yo entre mí—, si Dios ahora de nuevo, como crió el mundo, no lo criase?

Andando así discurriendo de puerta en puerta, con harto poco remedio, porque ya la caridad se subió al cielo, topóme Dios con un escudero que iba por la calle, con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden. Miróme y yo a él, y díjome:

—Muchacho: ¿buscas amo?

Yo le dije:

—Sí, señor.

—Pues vente tras mí—me respondió—, que Dios