Página:El Lazarillo de Tormes (1921).pdf/54

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
56
 

plato. Tanta lástima haya Dios de mí como yo habia dél, porque senti lo que sentía y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si seria bien comedirme a convidarle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaria el convite. Finalmente, yo deseaba aquel pecador ayudase a su trabajo del mío y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.

Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo. Porque como comencé a comer y él se andaba paseando, llegóse a mí y dijome:

—Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia; que en mi vida vi a hombre y que nadie te lo verá hacer que no le pongas gana, aunque no la tenga.

—La muy buena que tú tienes—dije yo entre mí—te hace parescer la mia hermosa.

Con todo, parescióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y dijele:

—Señor: el buen aparejo hace buen artifice. Este pan está sabrosísimo y esta uña de vaca tan bien cocida y sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor.

—¿Uña de vaca es?

—Sí, señor.

—Dígote que es el mejor bocado del mundo y que no hay faisán que así me sepa.

—Pues pruebe, señor, y verá qué tal está.

Póngole en las uñas la otra y tres o cuatro raciones de pan de lo más blanco. Y asentóseme al lado y co-