grupo, deben ser colocadas aparte. He caracterizado, pues, las dos secciones que distingo en las Liophthalmœ, según la anchura de la cabeza comparada con la del tórax, y según la ausencia ó presencia de cresta semicircular en el primer segmento abdominal.
Algunos de los grupos fundados por el Dr. Burmeister en su monografía de las especies argentinas (Mutillœ Argentinœ in Boletin de la Acad. Nl. de Ciencias exactas exist. en Córdoba I, entr. IV-1875-, p. 461-502), tales como las Quadrato-dorsatœ, las Penduculatœ y las Corinatœ, tienen ciertamente, en mi concepto, el valor de verdaderos géneros bien caracterizados por la organización de los dos sexos, pero he creído poco prudente alterar sus nombres, aumentando innecesariamente la sinonimia, ni aún cambiar su lugar sistemático, hasta que un estudio mas profundo de la materia, me permita establecer mi opinión sobre sólidas bases.
En cuanto al reconocimiento de los sexos, opino, como el Dr. Burmeister, que basta hallar los machos en sociedad con las hembras para considerarlos, con todas las probabilidades de acierto, como de la misma especie.
Es indudable, que sólo la copulación o actos precursores pueden suministrarnos la certeza de que no incurrimos en error, mas tratándose de una fauna particular, las hembras de cuyas especies séan conocidas sin serlo los machos ó viceversa, aquella simple observación es susceptible de ser aplicada con ventaja. Por mi parte, nunca he visto á los machos de una especie hacer sociedad á las hembras de otra, ni en su presencia, las demostraciones que suelen en la de las suyas.
El Dr. Gerstæker cree, en contra del Dr. Burmeister, que sólo la cópula puede afirmar la identidad específica de un macho y una hembra; pero á buen seguro que el sábio entomólogo de Berlín sería de la opinión del Dr. Burmeister si detuviese algunas horas su atención en el estudio de las Mutilla, nó en la naturaleza muerta del gabinete, sinó cuando se hallan en la naturaleza viva de los campos.
Pasaría por alto los caracteres generales de las Mutilla, su-
