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una quinta de los alrededores de Buenos Aires donde, con el libro de la Naturaleza ante mis ojos, aprendí a mirar las aves con estusiasmo, sea por el atractivo poderoso que esta Clase encierra. Así he llegado a conocerlas, á distinguirlas en el vivo libre y á seguirlas en sus evoluciones. Pero la ciencia exijente, y con razon, pues de otro modo no habría adelantado, requiere otro género de observaciones, talvez no tan llenas de vida, pero sí de más exactitud; —y atendiendo esta circunstancia, al recorrer una region nueva, por decirlo así, traté de obtener por la muerte lo que la rapidez de la marcha me impedía asegurar por el vivo.

La avidez de contribuir hoy con especies nuevas ha hecho que se explore casi todo el mundo con teson, pero aún queda mucho por hacer en aquellas regiones.

No era tal mi intento, ni mi viaje a las provincias del Norte tenía por objeto hacer descubrimientos, sino colecciones y observaciones, de tal manera que hoy, al publicar esta reseña, no me guía otro fin q' el de dar a conocer una parte de las riquezas de Salta, nó como una novedad para la ciencia en cuanto á las especies, sino como una novedad por la region, suprimiendo la mayor parte de las observaciones y pidiendo disculpa á los exijentes si repito alguna.

Persona competente para ello, me ha criticado el dar demasiada fé á las referencias relativas á los mamíferos, pero debe creerse que no he procedido á ciegas, pues se trataba de animales muy conocidos, de caracteres muy acentuados, muchos de los cuales yo mismo he visto ó cazado, y no debe suponerse que mi ignorancia sea tan grande como para no saber juzgar en casos tales, qué es lo que se debe aceptar y qué lo que debe rechazarse, ademas de que aquellas referencias no son debidas ni á Indios, ni á idiotas, sino á personas ilustradas, que saben lo que dicen. Tan cierto es esto, que una especie citada en la entrega I, p. 29, bajo el nº 10 (Felis sp.) y que no pude reconocer por lo que de ella se me decía, era precisamente un Gato, llamado en Salta Sacha-tigre, y cuya descripcion es relativamente difícil para el que no esté habituado á ello, pues se trata nada menos que del Felis colocolo de Molina, que fué llevado por el