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CAPÍTULO XIII.

bes estar enorgullecido. Un corazon noble en el cumplimiento de su deber halla su recompensa y la alegría más pura; te alabo por lo tanto, y como se merece, el sacrificio que has hecho resistiendo tu pasion por la caza, guardando fielmente el puesto á tu vigilancia encomendado; mañana vendrás conmigo y á expedicion más importante, que será otra visita al buque, añadí quedo á fin de que mi esposa no lo oyese, y para la cual te necesito.

Esta promesa serenó completamente á Federico; procedímos en seguida al arreglo y colocacion de todo lo que se habia traido; se llevaron los animales al establo, donde les aguardaba un buen pienso de yerba fresca; mi esposa aderezó parte del pescado para la comida, y el resto bien salado quedó en reserva. Despues de comer comencé á desollar el canguró, faena que no pude terminar en el dia, y así lo colgué de una rama, al fresco, dejando para el siguiente preparar su carne y ahumarla. En esto llegó la noche, y una excelente cena compuesta de patatas, pescado y hortelanos, cocidos con su misma grasa, nos reunió al rededor de la gran mesa. Dímos gracias á Dios por los nuevos beneficios dispensados en este dia, y subímos en seguida á buscar en las hamacas un sueño dulce y profundo que reanimó nuestras fuerzas.