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EL ROBINSON SUIZO.

desde arriba dos maromas, una que corria á lo largo del eje de la escalera, y la otra en forma de pasamano seguia el contorno del tronco, sujetándola á trechos con grandes clavos doblados en forma de argollas. Para dar claridad á esta escalera de caracol, á medida que íbamos subiendo se practicaron varias aberturas en el tronco á iguales distancias, á las que adaptámos tres ventanas con marcos y cristales procedentes del buque, las cuales al paso que proporcionaban luz, en caso necesario facilitarian atalayar los alrededores.

La construccion de tan firme y cómoda escalera, cuya compendiada descripcion acabamos de dar, no se realizó por completo sino al cabo de mucho tiempo y no pocos e infructuosos ensayos; pero animados siempre de los dos grandes elementos que todo lo consiguen, que son constancia y paciencia, tuvímos ocasion bastante para ejercitarlas. Más de un mes se empleó en la obra, que si bien distaba mucho de ser perfecta, tal como era suplia la necesidad del momento, y esto era lo que se pedia. El amor propio quedó satisfecho, pues nadie nos hubiera exigido tanto.

En el intervalo del mes que acabamos de citar no fue la escalera la única tarea que se llevó á cabo. Para amenizarla se emprendieron otras de ménos importancia que, al propio tiempo que servian como de distraccion á la principal, interrumpian la monotonía de la vida ordinaria. Dueños absolutos como lo éramos de nuestro tiempo y sin tener que dar cuenta ni contentar á nadie, hubiera sido locura afanarnos como presidiarios, sin tomar ningun descanso.

Por de pronto, Bill tenia seis cachorros, que los niños deseaban los criase todos; mas no juzgué oportuno aumentar tanto esta familia, decidiendo que se dejasen dos á la madre, macho y hembra, para que los amamantase, echando los demás al mar, como muerte más suave. El chacalillo de Santiago ocupó su lugar, y la perra se sometió sin gran pena á esta sustitucion amamantándole á la par que á sus dos hijuelos. Las cabras tambien nos dieron por el mismo tiempo cabritos, y corderos las ovejas, causándonos grande alegría el acrecentamiento del rebaño; mas por si les entraba á tan útiles animales el capricho de abandonarnos siguiendo el mal ejemplo del asno, les pusímos unos cencerros que hallámos en el buque, cuyo sonido nos indicara donde estaban en caso de fuga ó extravío.

La educacion del búfalo fue una de las principales distracciones durante la obra. Atraveséle por el agujero ya cicatrizado, que le habia hecho en el hocico, un palito corto redondo á cuyas extremidades até dos correas á guisa de bocado: medio más que suficiente para dirigirle á mi placer, pero al que no se prestó de buen grado sino al cabo de tiempo y de diferentes ensayos. Cuando Federico llegó á domarle hasta el punto de montarlo, le acostumbró al mismo tiempo á llevar carga, así como ya se prestaba á dejarse uncir á la carreta. Fue este uno de los mayores triunfos de la paciencia sobre dificultades al parecer insuperables; desde entónces, no sólo se le cargaron las alforjas y costales que se hi-