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CAPÍTULO XXVIII.

La nueva granja recibió el nombre de Prospect Hill (Buena Vista). Como buen aleman, habia yo ideado otra denominacion en mi idioma; pero el nombre inglés que le dió maese Ernesto, recordando haber visto en Port-Jackson una colina parecida á esta, y que se llamaba lo mismo, prevaleció sobre el mio, y Prospect Hill quedó definitivamente adoptado.

Terminada la tarea, nos echámos á buscar un árbol para labrar con su corteza una piragua en reemplazo de la destruida balsa de tinas. Hacia tiempo que me asediaba esta idea, y creí llegado el momento de ponerla en ejecucion. Despues de haber inspeccionado todos los árboles de las cercanías, encontré un roble gruesísimo cuya corteza era algo más lisa que la de los de Europa. Tendria el tronco como unos cinco piés de diámetro, más de lo suficiente para el objetivo que me proponia; pero se presentó la gran dificultad de arrancar sin estropearlo tan gran rollo de corteza de hasta quince piés de circunferencia por veinte de altura. Después de discurrirlo mucho, resolvíme al fin. Hice que Federico se encaramase al árbol, y que por bajo del nacimiento de las guias aserrase la corteza, miéntras yo siguiendo la misma línea paralela hacia lo propio al pié del tronco. Practicóse luego de corte á corte otro perpendicular, y á fuerza de cuñas, martillo, tenazas, barra y otros instrumentos, fuímos poco á poco desprendiendo, sin romperla, la corteza comprendida entre los dos cortes. La operacion salió perfectamente; el tronco quedó desnudo y á nuestra disposicion el rugoso traje que lo cubriera. Faltaba la segunda parte, que era darle la elegante forma de canoa, y era preciso hacerlo pronto aprovechando la flexibilidad que la savia y demás jugos, todavía no evaporados, comunicaban á la corteza. A cuyo efecto hice con la sierra dos profundos cortes triangulares de cinco piés en el centro de cada extremidad, y en seguida junté los bordes pegándolos con cola fuerte y clavos de madera, resultando quedar el medio tubo que formaba la corteza puntiagudo y algo levantado por los extremos, con lo que ofrecia ya la hechura de un barco con su correspondiente proa y popa. Para que al tiempo de la operacion el tubo no se ensanchase demasiado por el centro, lo até con cuerdas muy apretadas que lo estrecharon, formando un óvalo y dando por bajo la profundidad necesaria á la canoa. En este estado dejé la obra al calor del sol, para que al secarse quedase en la misma forma con que la trazara.

Restábame aun el labrado y perfeccionamiento interior y exterior de mi obra, y como carecia de las herramientas necesarias, Federico y Santiago fuéron á Zeltheim en busca del trineo para trasladar la piragua, lo que ya podia hacerse, montado como estaba el vehículo sobre ruedas que facilitaban su direccion y movimiento.

Miéntras volvian, ayudado de Ernesto, corté la madera necesaria para el barquichuelo, encontrando unas ramas tortuosas y duras, cuyas curvas naturales venian de molde para las costillas con que pensaba proporcionar mayor resistencia á la piragua. Encontrámos tambien un árbol resinoso que suministró