Página:El Señor y lo demás son cuentos (1919).djvu/181

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
175
 

dé fuego algún día, al contacto de la chispa de un trabajador futuro... de otro pobre diablo erudito como yo que me saque de la obscuridad y del desprecio..."

—Pero a ti no te han explotado; tu sudor no ha servido de sustancia para que otros engordaran...—interrumpió el cabecilla.

—Con mi trabajo—prosiguió Vidal—se han hecho ricos otros; empresarios, capitalistas, editores de bibliotecas y periódicos; pero no estoy seguro de que no tuvieran derecho a ello. No me queda el consuelo de protestar indignado con entera buena fe. Ése es un problema muy complejo; está por ver si es una injusticia que yo siga siendo pobre y los que en mis publicaciones sólo ponían cosa material, papel, imprenta, comercio, se hayan enriquecido.

"No tengo tiempo para trabajar indagando ese problema, porque lo necesito para trabajar directamente en mi labor propia. Lo que sé, que este trabajo constante, con el cuerpo doblado, las piernas quietas, el cerebro bullendo sin cesar, quemando los combustibles de mi sustancia, me ha aniquilado el estómago; el pan que gano apenas lo puedo digerir..., y lo que es peor, las ideas que produzco me envenenan el corazón y me descomponen el pensamiento... Pero no me queda ni el consuelo de quejarme, porque esa queja tal vez fuera en último análisis, una puerilidad... Compadecedme, sin embargo, compañeros míos, porque no padezco menos que vosotros y yo no pue-