remedo del gobierno monárquico hereditario como se había creído. Es a lo sumo una monarquía electiva, según se deduce de las observaciones de Schirac y de Huber, que consideran a la abeja madre como reina de la colmena. Las abejas crían y preparan para abejas reinas cierto número de larvas comunes del pueblo, las cuales, por medio de una alimentación abundante, se transforman en verdaderas hembras, en vez de quedar sin sexo como las demás obreras. Hasta cuatro veces en el año las abejas eligen nueva Reina; por manera que a cada generación corresponde un nuevo reinado. Al tiempo de la elección se observa en el interior de la colmena gran murmullo e inquietud. La Reina destronada corre agitada de un lado a otro, como si intentase acometer a la nueva electa, pero ésta es rodeada y defendida por el pueblo, hasta que la soberana depuesta se ausenta seguida de sus adictos, y buscan donde establecerse. Cuando se muere la soberana y falta un candidato para el trono, hay un interregno mientras crían una larva del pueblo para reina.
Cuando el supremo Hacedor formó al hombre, dotándolo de la inteligencia y del libre albedrío, parece que quiso dejarle a sus ojos, en la colmena y el camuatí, una lección viva y perpetua del orden social, para que por él se modelasen las sociedades humanas. Pero ¡cuan poco se ha sabido aprovechar de estos divinos ejemplos!
No carece de verosimilitud que la colmena del Viejo Mundo haya sido la que inspiró a Platón el ideal de su República, aunque admitiendo la división de clase o categorías y la esclavitud, porque la luz divina del Evangelio no había llegado aún