dor; hasta que penetró allí el hombre culto, único capaz de apreciar y gozar tanta belleza. Haencke, botánico alemán, que murió en América en medio de sus doctas investigaciones, fué el primero que dio a conocer (en 1779) esta magnífica ninfeácea, denominándola euriale amazónica, en memoria del río en cuyas márgenes la descubrió. En 1831, d'Orbigny la encontró en los ríos Paraguay y Paraná... Después ha sido bautizada por el botánico inglés Lindley con el nombre de Victoria regia, en obsequio a su soberana, y últimamente el viajero alemán Schomburgh la describió preconizándola como la reina de las flores. Por cierto que no hay en todo el orbe otra planta que reúna como el irupé la hermosura a la magnificencia; la fragancia y belleza de las flores a la utilidad de los frutos, la singularidad de sus formas y la rareza de sus habitudes.
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