Página:El Tempe Argentino.djvu/256

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APÉNDICE

I.

Aves útiles


Cuando los mormones, después de su larga peregrinación por el desierto, se establecieron en el valle del Lago Salado, se dedicaron con afán al cultivo de la tierra por proveer a su subsistencia. Tanto les escasearon las provisiones, que se alimentaban con las pieles de los animales que habían carneado desde su llegada, y todas sus esperanzas se cifraban en las sementeras que prosperaban admirablemente. Ya se contaba por segura una abundante cosecha, cuando repentinamente se presenta un enemigo formidable que empieza a destruirla. Era una invasión de escarabajos negros, en tal muchedumbre, que venían devorando y arrasando toda la vegetación que se encontraba al paso de sus legiones. Sólo un milagro podía salvar a los mormones de la espantosa calamidad del hambre; pero confiando en la divina Providencia, la invocaban en su desolación con fervorosas preces, cuando he ahí que numerosas bandadas de pájaros blancos, semejantes a las gaviotas, se presentan en el valle, y en poco tiempo concluyen con los insectos. Tenían aquellos pájaros la particularidad de no hartarse de tragar escarabajos; pues así que