Sobre el tronco purpurino
De sus hojas de esmeralda,
En enlace peregrino,
Levántase una guirnalda
De espinas, y alabastrino
Pedestal, en cuya punta
Tres clavos se ven que el aura
Separa amorosa y junta.
Cuando su brillo restaura
El nuevo sol que despunta [1]
Y se ven al par en ella
Con rojo polvo imitadas,
Cinco llagas, como huella
De las heridas sagradas
Que en su santa misión bella
El Hijo de Dios un día,
Por la humanidad impía
Enclavado en el madero,
Recibió del pueblo fiero
Que lo ultrajó en su agonía.
Y acaso cuando él herido
Ya sin fuerzas, tristemente,
Al pecho inclinó la frente
Sin exhalar un gemido,
De aquella sangre inocente
Una gota cayó al suelo.
Y la tierra sin consuelo
Brotó una flor de esperanza,
Como prenda de la alianza
Entre los hombres y el cielo.
- ↑ Esta flor se cierra y marchita al ponerse el sol, y no se abre ni recobra su brillo hasta que el astro reaparece.