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218 — Tratado de la Pintura

dos triángulos. Concluido esto con toda exactitud, tiro una paralela por encima, la cual corta ambos lados del rectángulo grande, y pasa por el punto del centro. Esta línea me sirve de término ó confin, con el cual ninguna cuantidad sobrepuja la altura de la vista; y porque pasa por el punto del centro, se llama céntrica. De aqui se sigue que aquellas figuras que se pinten entre las paralelas ulteriores serán menores que las que se hagan en las anteriores, no por esta razón sola, sino porque aquellas manifiestan estar mas lejos, y por eso son mas pequeñas, como lo demuestra la misma naturaleza cada dia. Por ejemplo: en un Templo vemos que las cabezas de las personas que andan por él están casi á una misma altura; pero los pies de los que están distantes parece que corresponden á las rodillas de los que están mas cerca. Toda esta regla de dividir el pavimento pertenece particularmente á aquella parte de la Pintura que se llama composición, de la que trataremos en su lugar. Bien que me temo que por su novedad, y por la brevedad de este comentario quede algo oscura para muchos; pues según observamos por las obras de los antiguos, esta parte no fue conocida de nuestros mayores por su dificultad extrema, siendo casi imposible encontrar entre los cuadros antiguos una historia bien compuesta y bien pintada ó bien esculpida. Por esta razón trataré de ella con brevedad y con la claridad posible; pero sé muy bien que para algunos no podré pasar por elocuente, y á muchos que no me entenderán de pronto, les costará infinito trabajo el comprender mis proposiciones. Todo esto es muy fácil y curioso para los ingenios sublimes y perspicaces aplicados á la Pintura, de cualquier modo que se diga; pero para aquellos entendimientos torpes y nada aptos para un arte tan noble, aun cuando se tratase con la mayor elocuencia será desagradable, bien que