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De Leonardo de Vinci — 35

§ LXXIV.

Si se debe tomar la luz por un lado ó de frente; y cuál de estas sea mas agradable.

Dando la luz de frente en un rostro que se halle entre paredes oscuras, saldrá con grande relieve, y mucho mas si la luz es alta; porque entonces las partes anteriores del tal rostro están iluminadas con la luz universal del aire que tiene delante, y por consiguiente sus medias tintas serán insensibles casi, y luego se siguen las partes laterales oscurecidas con la oscuridad de las paredes de la estancia, con tanta mas sombra, cuanto mas adentro se halle el rostro. Ademas de esto la luz alta no puede herir en aquellas partes mas bajas, por interponerse otras superiores que avanzan mas, que son los relieves de la cara, como las cejas que quitan la luz á la cuenca del ojo, la nariz, que la quita en parte á la boca, la barba á la garganta &c.


§ LXXV.

De las reverberaciones.

Las reverberaciones las producen los cuerpos que tienen mucha claridad, y cuya superficie es plana y semidensa, en la cual hiriendo los rayos del sol, los vuelve á despedir, de la misma manera que la pala arroja la pelota que da en ella.


§ LXXVI.

En qué parages no puede haber reverberación de luz.

Todos los cuerpos densos reciben en su superficie varias cualidades de luz y sombras. La luz es de dos maneras, primitiva y derivativa. La primitiva es la que