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Jaqueada la reina sin escape, no hay otro medio que, ó jaquear á nuestra vez la contraria, ó dar jaques sucesivos al rey aun con pérdida de pieza; no solo para tener al contrario en peligro ó cuidado mayor, sino aun más para desocupar algun sitio ocupado por pieza propia, á donde pueda retirarse la reina. De estos casos desesperados hay algunos verdaderamente interesantes.