Esta página ha sido validada
IV
La casa era bastante grandecita, con negocio de almacén, tienda, y un poco de ferretería. Tenía también un despacho de bebidas, con gran reja de fierro adelante del mostradorcito, y sin mesas, ni bancos, ni menos sillas, para que el paisanaje y el gringaje, no teniendo en qué sentarse, se largara en cuantito tomaba la tarde ó la mañana.
Entramos á la ramada, y del otro lado de la reja se nos apareció una mujer de más de treinta años,—después supe que tenía treinta y cuatro,—bastante buena moza todavía, alta muy blanca, de pelo negro y ojos obscuros