permanezcáis solo en vuestro gabinete de consulta, que conduzcáis hasta él á un hombre que se presentará en mi nombre, y que le entreguéis la gaveta que habréis llevado de mi casa. Entonces habrá concluído vuestro papel y mereceréis mi más completa gratitud. Cinco minutos después, si insistís deseoso de tener una explicación, comprenderéis que todas estas precauciones tenían una importancia capital, y que el haber descuidado una sola, por fantástica que pueda parecer, hubiera sido cargar vuestra conciencia con mi muerte ó con la pérdida de mi razón.
"A pesar de la confianza en que estoy de que no os burlaréis de mi ruego, mi corazón desfallece, y tiembla mi mano sólo con pensar en semejante posibilidad. Acordaos de mí en esta hora, de mí que estoy en una extraña situación, atormentado por la negrura de una desgracia que ninguna imaginación podría llegar á exagerar; pensad, también, que si queréis servirme con puntualidad, desaparecerá mi turbación y