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LOS NI ÑOS TRAPECISTAS

I E L señor de la butaca 15, tercera fila, está, hoy como siempre, en la tercera fila, butaca 15.

Cuando acaeció el accidente fatal, la noche anterior, también estaba allí.

El señor de la butaca 15 es, desde hace años, un infaltable, como tantos otros. Aunque se diferencia de ellos en que no puede pensarse que sea, según dicen muchos, un viejo verde. Más bien pudiera calificársele de romántico. Ama las vidas libres, errantes y tristes de las artistas; y también tiene compasión por esas que, durante los entreactos, en el "foyer" negreante de hombres fumadores, abren, bajo sus aludos sombreros estrafalarios, sus ojos de muñeca, a la espera de alguna indicación.

Una de ellas, Laura, no le es sólo un objeto compasivo. Fué la noche anterior su gritito de alarma, emitido desde el palco en que estaba con unos mozalbetes, el que hizo al señor de la butaca 15 fijar