Página:El cerco de pitas (1920).pdf/69

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

LA FELICIDAD VENGATIVA

1A H, la felicidad en pantuflas! No habrá sin duda otra felicidad mayor, desde que tiene el poder de hacer vengativos a sus cultores, personas que gozan fama de ser la gente más buena del mundo.

El tío Casiano es una de esas personas. Mi familia lo considera algo así como un santo pachón, un alma de Dios acérrimamente casera.

Y yo, seré franco, no tengo ningún inconveniente en que se le crea requetebueno, a pesar de lo pasado ayer. ¡He dicho a pesar! ¡Pues no: por lo mismo! ¿No ha sido acaso esa mezquina escena la completa revelación de su bondad? Porque he pensado mucho en ella, y he concluído en que, en efecto, tío Casiano, junto a tía Transustanciación, sin hijos, sin preocupaciones complicadas, cultivando su dulce pachorra de hogar en medio mismo del vértigo bonaerense, no aspirando a ninguna de cuantas cosas inquietan y revuelven a los conciudadanos, es el menos molesto de ellos, en consecuencia el más bueno.