que era la voluntad general, no lo era en realidad. Si hubiera prevalecido mi voto particular, yo hubiera hecho una cosa contraria á la que debia querer; y entónces no hubiera sido libre.
Esto supuesto tambien es verdad que todos los caractéres de la voluntad general consisten en la pluradidad, y quando cesan de estar en ella, qualquiera que sea el partido que se tome, ya no puede haber libertad.
Quando arriba manifesté como substituian las voluntades particulares á la general en las deliberaciones públicas, ya indiqué suficientemente los medios practicables para prevenir este abuso, y todavía hablaré sobre esto. En órden al número señalado de sufragios para declarar esta voluntad, ya he dado tambien los principios sobre los que se debe proporcionar. La diferencia de una sola voz rompe la igualdad, y un solo opositor la unanimidad; pero entre la unanimidad y la igualdad hay muchas divisiones desiguales, á cada una de las que se puede fixar su número según el Estado y las necesidades del cuerpo político.
Dos máximas generales pueden servir para arreglar estos respetos: la una que quanto mas graves é importantes son las