deliberaciones, otro tanto mas la decision se debe acercar á la unanimidad. La otra, que quanta mas celeridad exige un agitado negocio, mas debe limitarse la diferencia prescripta en el repartimiento de votos, por que en las deliberaciones que piden priesa, el excedente de una sola voz debe bastar. La primera da estas máximas parece mas conveniente á las leyes, y la segunda á los negocios. Como quiera que sea, por medio de una prudente combinacion se deben establecer los mejores respetos que se deben dar á la pluralidad para pronunciar.
Por lo que toca á las Elecciones del Príncipe y de los Magistrados que son como ya he dicho unos actos complexos, hay dos medios para proceder á ellas; á saber, la eleccion y la suerte: el uno y el otro han sido empleados en diversas Repúblicas, y se ve todavía una mezcla muy complicada de los dos en la eleccion del Doga de Venecia.