drado. El remedio consiste, segun ellos, en obedecer sin murmurar. Dios en su cólera, envia los malos reyes, y han de ser tolerados como unos castigos del cielo. Este modo de discurrir edifica, no hay duda; pero no sé si estaria mejor en un púlpito que en un libro de política. Que se diria de un médico que prometiese milagros, y cuya habilidad consistiese tan solo en ecsortar á su enfermo á tener paciencia? Cosa sabida es que es preciso sufrir un mal gobierno cuando le hay: la cuestion está en encontrar uno que sea bueno.
Propiamente hablando, no hay ningun gobierno simple. Un gefe único ha de tener magistrados subalternos; un gobierno popular ha de tener un gefe. Asi pues, en la reparticion del poder ejecutivo, hay siempre una gradacion desde el número mayor al menor, con la diferencia de que á veces el número mayor depende del menor, y á veces al revés.
En algunos casos la reparticion es igual, ya sea cuando las partes constitutivas están en una mutua dependencia, como en el gobierno de Inglaterra; ó ya cuando la autoridad de cada parte es independiente, pero imperfecta, como en Polonia. Esta última forma es mala, porque no hay unidad en el gobierno, ni enlace en el estado.