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Página:El contrato social (1836).djvu/58

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busca en su libro del Reinado. Pero si es verdad que un gran príncipe es un hombre raro, cuanto no lo será un gran legislador! El primero solo debe seguir el modelo que el otro debe proponer. Este es el mecánico que inventa la máquina; aquel, el operario que la arregla y la hace obrar. En el orígen de las sociedades, dice Montesquieu, los caudillos de las repúblicas son los que hacen la institucion, y despues la institucion es la que hace los gefes de las repúblicas.

Aquel que se atreve á instituir un pueblo, debe sentirse con fuerzas para mudar, por decirlo asi, la naturaleza humana; para transformar á cada individuo, que por sí mismo es un todo perfecto y solitario, en parte de otro todo mayor, del cual reciba en cierto modo la vida y el sér; para alterar la constitucion del hombre á fin de vigorarla; para sustituir una existencia parcial y moral á la existencia física é independiente que todos hemos recibido de la naturaleza. En una palabra, debe quitar al hombre sus propias fuerzas para darle otras que le sean agenas, y de las cuales no pueda hacer uso sin el ausilio de los demas. Cuanto mas muertas y anonadadas están las fuerzas naturales, tanto mayores y mas duraderas son las adquiridas, y tanto mas sólida y perfecta es la institucion; de modo que si cada ciudadano no es nada sino ayudado de los demas, y si la fuerza adquirida por el todo es igual ó superior á la suma de las fuerzas naturales de todos los individuos, se puede de-