Página:El día del juicio (1919).djvu/152

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
148
 

pequeños intervalos. ¡O—ho—ho! ¡O—ho—ho! Y cada vez más lastimera y dolorosamente. Los pinos sabían que aquella noche el "demonio” iba a tirar a muchos por tierra... Después, al anochecer, las encinas empezaron a agitarse. Luego, cuando la noche hubo descendido, "él" estaba allí ya, recorriendo el bosque en todas las direcciones, ora riendo, ora llorando de rabia, atacando furioso a las encinas y danzando alrededor de los árboles...

Una vez era en otoño—yo miré por la ventana, estando "él" en el bosque. ¡Oh, qué furioso se puso cuando vió que yo le miraba! Se acercó a la ventana y lanzó contra ella un gran tronco de pino.

¡Por poco me rompe la cara; malos diablos le lleven! Pero yo no era tan tonto; en cuanto le vi acercarse, escapé. ¡Qué furioso estaba, buen mozo!

—¿Cómo es ?

—Como un viejo sauce que crece en el pantano. Se le parece mucho. Sus cabellos son como las hojas; sus barbas, también; su nariz es como una rama curvada... ¡Uf, qué feo es! ¡No desearía a ningún cristiano que se le pareciera, palabra de honor!... En otra ocasión le vi en el pantano, muy de cerca. Si quieres, ven un día de invierno, quizá le veas tú también. Sube a esa montaña que se encuentra aquí detrás, y trepa a un árbol alto. A veces se le puede ver desde allí: se acerca, como una columna de humo blanco por encima del bosque, y, girando alrededor de sí mismo, desciende de la montaña al valle. Da algunas vueltas corriendo, y después desaparece cn el bosque. Du—

4 1 I