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a todo. Tú no conoces todavía a Opanas. Antes de que Oxana caiga en brazos de ese miserable, los mataré a los dos. ¡Que la tumba les sirva de lecho!...

Román miró fijamente al cosaco y le preguntó:

—Di, ¿no estás loco? ¿Un poquito?...

Yo no oi lo que respondió el otro. Estuvieron largo rato hablando en voz baja. Finalmente, Román golpeó amistosamente a Opanas en el hombro.

—¡Ah, amigo mío! ¡Qué mala es la gente! Yo, que he vivido siempre en el bosque, ni siquiera lo sospechaba. Si es verdad eso que me has dicho, nuestro señor me lo va a pagar caro...

—Bueno—dijo Opanas—, ahora, vete, y haz como si nada supieras. Sobre todo, que ese viejo asqueroso de Bogdan no sospeche nada. Tú no te pasas de listo, y ese perro tiene buen olfato. No bebas el "vodka" del señor. Si te quiere mandar de caza para quedarse solo en la choza, conduce a los cazadores hasta la encina vieja, diles que avancen solos y que tú irás a reunirte con ellos por otro camino más corto. Y en seguida vuelve aquí.

—Bien—dijo Román—; hoy voy a cobrar una buena pieza. Cargaré mi escopeta con balas de las que empleo para los osos.

Y salieron ambos. El señor estaba sentado sobre el tapiz, con la garrafa y la copa en las manos. Llenó una copa y se la dió a Román. El “vodka" señorial era delicioso; después de la primera #