Página:El día del juicio (1919).djvu/207

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
203
 

ter duro. Puede romperse, pero no inclinarse. Las naturalezas como la suya no se dejan doblar...

Usted mismo tiene pruebas de ello...

Y nos separamos.

V

Poco después, murió. No asistí al entierro; el jefe de Policía me había llamado para una comisión.

Al día siguiente encontré a Riazanov. Era terrible su aspecto. Antes era muy bueno para mí, pero esta vez me lanzó miradas furiosas. En el primer momento me tendió la mano, pero la retiró inmediatamente y volvió la cabeza.

—Vete, te lo ruego. No puedo mirarte ahora.

Y se alejó con la cabeza baja.

Una honda tristeza invadió mi corazón. En dos días no pude comer nada. Luego, no he podido recuperar la tranquilidad. Siempre estoy pensando en esta historia...

Al otro día nos anunció el jefe de Policía que había llegado orden de marcha. Teníamos que conducir a otro sitio a la pobre señorita. ¡Era demasiado tarde! Dios mismo la había conducido ya al otro mundo...

...Pero no se ha acabado todavía. El destino me hizo pasar por una nueva prueba. Verá lo que me sucedió.

Cuando yo e Ivanov íbamos de vuelta, nos de-