Página:El día del juicio (1919).djvu/92

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
88
 

Quiero hacerte una pregunta.

―A mí; vaya una idea! ¿Quieres proponerme alguna adivinanza? Pero ¿cómo sabes tú que yo sé mejor que nadie descifrar las adivinanzas?

—Me lo ha dicho la gente.

Entonces larko dejó las botas en el suelo, y, sacando su pipa, empezó lentamente a llenarla de tabaco. Sacó una cerilla, encendió la pipa y dijo:

—Bueno, te escucho: ¿qué adivinanza me vas a proponer?

—No es precisamente una adivinanza... Sólo quisiera saber quién es el mejor hombre de la aldea.

—¡Soy yo!

—De veras? ¿Y no hay otros mejores?

—¿Que yo? No. Puesto que pides mi opinión, te la digo. Sí; yo soy aquí el mejor, y no me cambiaría por nadie.

—Tienes mucha razón. Y el molinero, ¿qué tal persona es?

—El molinero?

Iarko lanzó de su boca una nube de humo, que podía casi eclipsar la luna, y miró con desconfianza al diablo.

—Dígame, ¿no es usted un agente del fisco?

—¡En modo alguno!

—¿Es usted, quizá, de la Policía?

—¡Que no! Me extraña que siendo tan inteligente no sepas distinguir un hombre de bien de un agente de Policía.

— ¿Yo? ¡Cómo se engaña usted! Al primer gol1