París. El dibujo fué reproducido toscamente en la portada del atlas que acompaña á la obra, y en la primera cubierta de éste el encuadernador ha estampado después á fuego un escudo aurífero de catorce banderas distinto del de Bacle. Y así se completan tres blasones nacionales dispares en la misma obra oficial.
La inconciencia de las impresiones en la época de la Confederación es indiscutible y ninguna forma nueva del escudo nacional aparece, como en las anteriores, que tan fecundas fueron para alterarlo. Oficialmente la Confederación, era más cuidadosa, en la moneda, pues, si su cuño carece de absoluta yerdad, trae como escudo el sello de Rivadavia, el más aproximado á ella, según monedas de 1852 á 1860, en mi monetario, cuyos cuños publica el señor Rosa en su Monetario Americano, páginas 59 y 62.
Describir las alteraciones antojadizas y violatorias de la ley creadora del escudo nacional, en la época titulada de la Organización Nacional (1852-1900), sería allegar elementos para un voluminoso libro ilustrado con centenares de grabados. El desparpajo y desbarate con que las oficinas y los dibujantes nacionales y extranjeros producen y copian fantasías sobre motivos del blasón sagrado de la Patria, es tan maravillosa, como la indiferencia misma de las autoridades. Citaré apenas los ejemplos más notables.
Hay instrumentos de gobierno y administrativos cuya divulgación entre las masas, es poderosísimo recurso de difundir nociones, á las veces definitivas. Son medios de educar objetivamente, más eficaces á veces que la escuela misma. Tales me parecen, por ejemplo, la moneda, el timbre postal y de impuestos fiscales, el papel sellado, las oficinas públicas, la policía, el ejército y la prensa.
El papel moneda de la provincia de Buenos Aires, antes de 1880, usaba á menudo el sello de Rivadavia, es decir, el escudo nacional alterado, y la Nación las armas provinciales, como he demostrado. La ley de noviembre de 1881