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Página:El gallo de Sócrates (Colección de Cuentos).djvu/59

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chos pueblos, á pesar de la peste de la incredulidad que infesta el mundo? ¡Ay! Preciso es confesarlo: por la atrición; por miedo á los castigos terribles del infierno; por la eternidad de las penas. Suprimid el infierno y la sociedad se viene abajo, y con ella la Nata, la mejor fábrica de manteca.


II


¿A qué destinarían los Cocañines aquel vástago tan rollizo? No había que dudar. Había nacido canónigo. Aunque la fábrica ocupaba territorio de Asturias, la familia tenía su abolengo, sus amores de terruño, del otro lado del río, en Ribadeo. Además, las relaciones eclesiásticas de los mantequeros ilustres eran principalmente gallegas.—Facundo, como buen rayano, era más gallego que uno de la Coruña, aunque civil y geográficamente era hijo de Pelayo. El siempre invocaba al apóstol: ¡Santiago y á ellos!—Fué, muy niño todavía, al lado de su tío el rector del seminario de Lugo, que dejó este oficio por el de magistral de aquel ilustre cabildo,—Facundo fué colegial, niño de coro, interno