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Página:El hombre de la situación.pdf/13

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EL HOMBRE

geres españolas El buen Julio y la virtudsa española la se entendieron de tal manera que á los tantos meses resultó un cesarito, que quedó al cuidado de su madre mientras su padre pasaba el Rubicon, se enamoraba en Egipto de la reina Cleopatra, se dejaba dar de puñaladas pur el patriota Bruto y corria finalmente otras pequeñas aventurillas de ese genero que segun el buen entender de la gente piadosa habrán continuado quisá en las tierras calientes del otro mundo.

El Julito creció y no queriendo dejar atras la fama dé su padre tuvo otro Julito, y a su vez este Julito tuvo otro, y el otro á otra, hasta que el tiempo y la fortuna que siempre favorece á los calaveras vino á colocar en el Solio Gótico á un vástago del gran dictador Romano. Este rey godo se llamaba Agila, y á los cinco años de su reinado fué asesinado por sus vasallos, teniendo el gusto de correr la misma suerte que su antecesor corrio en el senado de Roma.

Este crimen nefando que solían cometer muy á menudo los buenos y dociles pueblos de la antigüedad, no extingió la raza, pues al cabo de cierto número de años, otro vástago del gran Julio y pariente muy inmediato del desgraciado Agila, subió al trono con el nombre de Sisenando, el que tuvo el gusto de hacer la segunda coleccion de las leyes godas y con el título de Fuero Juzgo dió á luz un libro que desde entonces hasta ahora ha sido en union de otras preciosas y