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El hombre mediocre

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101 en el espacio. Gada "moral" es una medida oportuna y convencional de los actos que constituyen la conducta humana, no tiene existencia esotérica, como no la tendría la "sociedad" abstractamente considerada.

Sus cánones son relativos y se transforman obedeciendo al enmarañado determinismo de la evolución social. En cada ambiente y en cada época existe un criterio medio que sanciona como buenos o malos, honestos o delictuosos, permitidos o inadmisibles, los actos individuales que son útiles o nocivos a la vida colectiva. En cada momento histórico ese criterio es la substructura de la moral, variable siempre.

Los delincuentes son individuos incapaces de adaptar su conducta a la moralidad media de la sociédid én que viver.

Son inferiores; tienen el "alma de la especie" pero no adquieren el "alma social". Divergen" de la mediocridad, pero en sentido opuesto a los hombres excelentes, cuyas variaciones originales determinan una desadaptación evolutiva en el sentido de la perfección.

Son innúmeros. Todas las formas corrosivas de la degeneración desfilan en ese caleidoscopio, como si al conjuro de un maléfico exorcismo se convirtieran en pavorosa realidad los más sórdidos ciclos de un infierno dantesco:

parásitos de la escoria social, fronterizos de la infamia, comensales del vicio y de la deshonra, tristes que se mueven acicatados por sentimientos anormales, espíritus que sobrellevan la fatalidad de herencias enfermizas y sufren la carcoma inexorable de las miserias ambientesen los mudos Irreductibles e indomesticables, aceptan como un duelo permanente la vida en sociedad. Pasan por nuestro lado impertérritos y sombríos, llevando sobre sus frentes fugitivas el estigma de su destino involuntario labios la mueca oblicua del que escruta a sus semejantes con ojo enemigo. Parecen ignorar que son las víctimas de un complejo determinismo, superior a todo freno ético; súmanse en ellos los desequilibrios tranfundidos por una herencia malsana, las deformes configuraciones morales plasmadas en el medio social y las mil circunstancias ineludibles que atraviésanse al azar en su existencia. La ciénaga en que chapalean su conducta asfixia los gérmenes posibles