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que en efecto no puedo pasar sin comer, y si es que hemos de estar prontos para estas batallas que nos amenazan, menester será estar bien mantenidos, por que tripas llevan corazón, que no corazón tripas: y vos, secretario, responded al duque mi señor, y decidle que se cumplirá lo que manda como lo manda sin faltar punto: y daréis de mi parte un besamanos á mi señora la duquesa, y que le suplico no se le olvide de enviar con un propio mi carta y mi lío á mi mujer Teresa Panza, que en ello recibiré mucha merced, y tendré cuidado de escribirla con todo lo que mis fuerzas alcanzaren: y de camino podéis encajar un besamanos á mi señor don Quijote de la Mancha, porque vea que soy pan agradecido; y vos como secretario y como buen vizcaíno podéis añadir todo lo que quisiéredes y más viniere á cuento y álcense estos manteles, y dénme á mí de comer, que yo me avendré con cuantos espías y matadores y encantadores vinieren sobre mí y sobre mi ínsula.

En esto entró un paje, y dijo:

—Aquí está un labrador negociante que quiere hablar á vuestra señoría en un negocio, según él dice, de mucha importancia.

—Estraño caso es este, dijo Sancho, destos negociantes; es posible que sean tan necios que no echen de ver que semejantes horas como estas no son en las que han de venir á negociar? ¿Por ventura los que gobernamos, los que somos jueces, no somos hombres de carne y hueso, y que es menester que nos dejen descansar el tiempo que la necesidad pide, sino que quieren que seamos hechos de piedra mármol? por Dios y en mi conciencia que si me dura el gobierno (que no durará se,