Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/242

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 238 —

gobierno, con que se destroncaron y borraron todos sus designios, como se verá adelante — CAPITULO L Donde se declara quienes fueron los encantadores y verdugos que azotaron á la dueña y pellizcaron y arañaron á don Quijote, con el suceso que tuvo el paje que llevó la carta á Teresa Sancha, mujer de Sancho Panza.

Dice Cide Hamete, puntualísimo escudriñador de los átomos desta verdadera historia, que al tiempo que doña Rodríguez salió de su aposento para ir á la estancia de don Quijote, otra dueña que con ella dormía lo sintió, y como que todas las dueñas son amigas de saber, entender y oler, se fué tras ella, con tanto silencio, que la buena Rodríguez no lo echó de ver: y así como la dueña la vió entrar en la estancia de don Quijote, porque no faltase en ella la general costumbre que todas las dueñas tienen de ser chismosas, al momento lo fué á poner en pico á su señora la duquesa, de como doña Rodríguez quedaba en el aposento de don Quijote.

La duquesa se lo dijo al duque, y le pidió licencia para que ella y Altisidora viniesen á ver lo que aquella dueña quería con don Quijote. El duque se la dió, y las dos con gran tiento y sosiego, paso ante paso, llegaron á ponerse junto á la puerta del aposento, y tan cerca que oían todo lo que dentro hablaban; y cuando oyó la duquesa que la Rodríguez había echado en la calle el Aranjuez de sus fuentes, no lo pudo sufrir, ni menos Altisidora, y así llenas de cólera y deseosas de venganza, entra-