Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/296

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 292 —

Mancha, y aun en el órgano de la voz no es otro sin duda.

—Don Quijote soy, repitió don Quijote, el que profeso socorrer y ayudar en sus necesidades á los vivos y á los muertos: por eso dime quién eres, que me tienes atónito, porque si eres mi escudero Sancho Panza, y te has muerto, como no te hayan llevado los diablos, y por la misericordia de Dios estés en el purgatorio, sufragios tiene nuestra santa madre la Iglesia católica romana bastantes á sacarte de la pena en que estás, y yo que lo solicitaré con ella por mi parte con cuanto mi hacienda alcanzare: por eso acaba de declararte y dime quién eres, —Voto á tal, respondieron, y por el nacimiento de quien vuesa merced quisiere,juro,señor don Quijote de la Mancha, que yo soy su escudero Sancho Panza, y que nunca me he muerto en todos los días de mi vida sino que habiendo dejado mi gobierno por cosas y causas que es menester más espacio para decirlas, anoche caí en esta sima, donde yago, y el rucio conmigo, que no me dejará mentir, pues por más señas está aquí conmigo. Y hay más; que no parece sino que el jumento entendió lo que.

Sancho dijo porque al momento comenzó á rebuznar tan recio, que toda la cueva retumbaba.

—Famoso testigo, dijo don Quijote, el rebuzno conozco como si le pariera, y tu voz oigo, Sancho amigo; espérame, iré al castillo del duque, que está aquí cerca, y traeré quien te saque desa sima, donde tus pecados te deben de haber puesto.

—Vaya vuesa merced, dijo Sancho, y vuelva presto por un solo Dios, que ya no lo puedo llevar el estar aquí sepultado en vida, y me estoy muriendo de miedo..

Dejóle don Quijote, y fué al castillo á contar á