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455— —Los de hasta aquí, replicó don Quijote, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte con ayuda del cielo en mi provecho.

Yo, señores, siento que me voy muriendo á toda priesa, déjense burlas aparte, y tráinganme un confesor que me confiese, y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como este no se ha de burlar el hombre con el alma : y así suplico que en tanto que el señor cura me confiesa, vayan por el escribano..

Miráronse unos á otros admirados de las razonesde don Quijote, y aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría, fué el haber vuelto con tanta facilidad de loco á cuerdo, porque á las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino á quitar la duda, y á creer que estaba cuerdo. Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él y confesóle. El bachiller fué por el escribano, y de allí á poco volvió con él y con Sancho Panza, el cual Sancho (que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor) hallando á la ama y á la sobrina llorosas, comenzó á hacer pucheros y á derramar lagrimas. Acabóse la confesión, y salió el cura diciendo:

—Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno: bien podemos entrar para que haga su testamento.

Estas nuevas dieron un terrible empujón á los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza su buen escudero, de tal manera, que les hizoreventar las lágrimas de los ojos, y mil profundos suspiros del pecho; porque verdaderamente, como alguna vez se ha dicho, en tanto que don Quijote