Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/49

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apenas, ¿y dices Sancho, que ha 20 años que te prometí la insula? Ahora digo que quieres que consuma en tus salarios el dinero que tienes mío; y si esto es así y tú gustas dello, desde aquí te lo doy, y buen provecho te haga, que á trueco de verme sin tan mal escudero, holgaréme de quedarme pobre y sin blanca. Pero dime, prevaricador de las ordenanzas escuderiles de la andante caballería, ¿dónde has visto tú ó leído que ningún escudero de caballero andante se haya puesto con su señor en cuanto más tanto me habéis de dar cada mes porque os sirva? Entrate, éntrate, malandrín, follón y vestiglo, que todo lo pareces, éntrate, digo, por el mare magnun de sus historias, y si hallares que algún escudero haya dicho ni pensado lo que aquí has dicho, quiero que me le claves en la frente, y por añadidura me hagas cuatro mamonas selladas en mi rostro: vuelve las riendas ó el cabestro al rucio, y vuélvete á tu casa, porque un solo paso desde aquí no has de pasar más adelante conmigo.

¡Oh pan mal conocido! ¡Oh promesas mal colocadas! ¡Oh hombre que tiene más de bestia que de persona! Ahora cuando yo pensaba ponerte en estado, y tal que á pesar de tu mujer te llamaran señoría, te despides? ¿Ahora te vas, cuando yo venía con intención firme y valedera de hacerte se—.

ñor de la mejor ínsula del mundo? En fin, como tú has dicho otras veces, no es la miel, etc. Asno eres," y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida, que para mí tengo que antes llegará ella á su último término, que tú caigas des en la cuenta de que eres bestiay Miraba Sancho á don Quijote de hito en hito en tanto que los tales vituperios le decía; y com-