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L 89—Bien parece, Sancho, respondió la duquesa, que habéis aprendido á ser cortés en la escuela de la misma cortesía: bien parece quiero decir, que os habéis criado á los pechos del señor don Qujote, que debe de ser la nata de los comedimientos y la flor de las ceremonias, ó cirimonias como vos decís: bien haya tal señor y tal criado, el uno por norte de la andante caballería, y el otro por estrella de la escuderil fidelidad: levantaos, Sancho amigo, que yo satisfaré vuestras cortesías con hacer que el duque mi señor, lo más presto que pudiere, os cumpla la merced prometida del gobierno.

Con esto cesó la plática, y don Quijote se fué á reposar la siesta, y la duquesa pidió á Sancho que si no tenía mucha gana de dormir viniese á pasar la tarde con ella y con sus doncellas en una muy fresca sala. Sancho respondió, que aunque era verdad que tenía por costumbre dormir cuatro ó cinco horas las siestas del verano, que por servir en todo á su bondad, él procuraría con todas sus fuerzas no dormir aquel día ninguna, y vendría obediente á su mandado, y fuése. El duque dió nuevas órdenes como se tratase á don Quijote como á caballero andante, sin salir un punto del estilo, como cuentan que se trataban los antiguos caballeros.