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por su proveedor y despensero: y más calientan cuatro varas de paño de Cuenca que otras cuatro de limiste de Segovia: y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro, por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero: y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, ó nos hacen ajustar y encoger, mal que nos pese, y á buenas noches: y torno á decir, que si vuestra señoría no me quisiere dar la insula por tonto, yo sabré no dárseme nada por discreto; y yo he oído decir que detrás de la cruz está el diablo, y que no es oro todo lo que reluce, y que de entre los bueyes, arados y coyundas sacaron al labrador Bamba para ser rey de España, y de entre los brocados, pasatiempos y riquezas sacaron á Rodrigo para ser comido de culebras (si es que las trovas de los romances antiguos no mienten).

—Y cómo que no mienten, dijo á esta razón doña Rodriguez la dueña, que era una de las escuchantes, que un romance hay que dice, que metieron al rey Rodrigo vivo, vivo, en una tumba llena de sapos, culebras y lagartos, y que de allí á dos días dijo el rey desde dentro de la tumba con voz doliente y baja:

Ya me comen, ya me comen por do más pecado había.

Y según esto, mucha razón tiene este señor en decir que quiere ser más labrador que rey, si le han de comer sabandijas.

No pudo la duquesa tener la risa oyendo la