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<—26plática de don Quijote en ninguna manera; y don Quijote prosiguió diciendo:

—Digo en fin, alta y desheredada señora, que si por la causa que he dicho, vuestro padre ha hecho este metamorfóseos en vuestra persona, que no le deis crédito alguno, porque no hay ningún peligro en la tierra por quien no se abra camino mi espada, con la cual poniendo la cabeza de vuestro enemigo en tierra, os pondré á vos la corona de la vuestra en la cabeza en breves días.

No dijo más don Quijote, y esperó á que la princesa le respondiese; la cual, como ya sabía la determinación de don Fernando, de que se prosiguiese adelante en el engaño hasta llevar á su tierra á don Quijote, con mucho donaire y gravedad le respondió:

—Quien quiera que os dijo, valeroso caballero de la Triste Figura, que yo me había mudado y, trocado de mi sér, no os dijo lo cierto, porque la misma que ayer fuí me soy hoy: verdad es que alguna mudanza han hecho en mí ciertos acaecimientos de buena ventura, que me la han dado la mejor que yo pudiera desearme; pero no por eso he dejado de ser la que antes, y de tener los mismos pensamientos de valerme del valor de vuestro valeroso é invencible brazo, que siempre he tenido. Así que, señor mío, vuestra bondad vuelva la honra al padre que me engendró y téngale por hombre advertido y prudente, pues con su ciencia halló camino tan fácil y tan verdadero para remediar mi desgracia; que yo creo que si por vos, señor, no fuera, jamás acertara á tener la ventura que tengo, y en esto digo tanta verdad como son buenos testigos della los más destos señores que están presentes. Lo que resta es que