Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo I (1908).pdf/124

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 122 —

dejando á su hija Marcela muchacha y rica en poder de un tío suyo, sacerdote y beneficiado en nuestro lugar. Creció la niña con tanta belleza, que nos hacía acordar de la de su madre, que la tuvo muy grande; y con todo esto se juzgaba que se había de pasar la de la hija: y así fué que cuando llegó á edad de catorce á quince años, nadie la miraba que no bendecía á Dios, que tan hermosa la había criado, y los más quedaban enamorados y perdidos por ella. Guardábala su tío con mucho recato y con mucho encerramiento: pero con todo esto, la fama de su mucha hermosura se estendió de manera,, que así por ella como por sus muchas riquezas, no solamente de los de nuestro pueblo, sino de los de muchas leguas á la redonda, y de los mejores dellos, era rogado, solicitado é importunado su tío se la diese por mujer. Mas él (que á las derechas es buen cristiano), aunque quisiera casarla luego, así como la vió de edad, no quiso hacerlo sin su consentimiento, sin tener ojo á la ganancia y granjería que le ofrecía el tener la hacienda de la moza, dilatando su casamiento. Y á fe que se dijo esto en más de un corrillo en el pueblo en alabanza del buen sacerdote. Que quiero que sepa, señor andante, que en estos lugares cortos de todo se trata y de todo se murmura: y tened para vos, como yo tengo para mí, que debía de ser demasiadamente bueno el clérigo, que obliga á sus feligreses á que digan bien dél, especialmente en las aldeas.

—Así es la verdad, dijo don Quijote, y proseguid adelante, que el cuento es muy bueno, y vos, buen Pedro, le contáis con muy buena gracia.

—La del Señor no me falte, que es la que hace al caso. Y en lo demás sabréis que aunque el tío