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Vivaldo, que deseaba ver lo que los papeles decían, abrió luego el uno dellos, y vió que tenía por título: «Canción desesperada.»> Oyólo Ambrosio, y dijo:

—Ese es el último papel que escribió el desdichado; y porque veáis, señor, en el término que le tenían sus desventuras, leedle de modo que seáis oído, que bien os dará lugar á ello el que se tardare en abrir la sepultura.

—Eso haré yo de muy buena gana, dijo Vivaldo; y como todos los circunstantes tenían el mismo deseo, se le pusieron á la redonda, y él leyendo en voz clara vió que así decía:

CAPITULO XIV

Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos.

CANCIÓN DE GRISOSTOMO

Ya que quieres, cruel, que se publique de lengua en lengua y de una en otra gente del áspero rigor tuyo la fuerza, haré que el mismo infierno comunique al triste pecho mío un son doliente, con que el uso común de mi voz tuerza.

Y al par de mi deseo, que se esfuerza á decir mi dolor y tus hazañas, de la espantable voz irá el acento, y en él mezclados por mayor tormento pedazos de las míseras entrañas.

Escucha, pues, y presta atento oído, no al concertado son, sino al ruido