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orden de la caballería: sube, amigo, y guía, que yo te seguiré al paso que quisieres.

Hízolo así Sancho, y encaminóse hacia donde le pareció que podía hallar acogimiento sin salir del camino real, que por allí iba muy seguido.

Yéndose, pues, poco á poco, porque el dolor de las quijadas de don Quijote no le dejaban sosegar ni atender á darse priesa, quiso Sancho entretenelle y divertirle diciéndole alguna cosa, y entre otras que le dijo, fué lo que se dirá en el siguiente capítulo.

CAPITULO XIX

De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos.

—Paréceme, señor mío, que todas esas desventuras que estos días nos han sucedido, sin duda alguna han sido pena del pecado cometido por vuestra merced contra la orden de su caballería, no habiendo cumplido el juramento que hizo de no comer pan á manteles ni con la reina folgar, con todo aquello que á esto se sigue y vuestra merced juró cumplir, hasta quitar aquel almete de Malandrino, ó como se llama el moro, que no me acuerdo bien.

—Tienes mucha razón, Sancho, dijo don Quijote; mas para decirte verdad, ello se me había pasado de la memoria, y también puedes tener DON QUIJOTE .—13 TOMO I VOL . 315