Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo I (1908).pdf/200

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 198 —

lanzón en el rostro, diciéndole que se rindiese, si no, que le mataría.

A lo cual respondió el caído:

—Harto rendido estoy, pues no me puedo mover, que tengo una pierna quebrada: suplico á vuestra merced, si es caballero cristiano, que no me mate, que cometerá un gran sacrilegio, que soy licenciado y tengo las primeras órdenes.

—Pues quién diablos os ha traído aquí, dijo don Quijote, siendo hombre de Iglesia?

—¿Quién, señor? replicó el caído, mi desventura —Pues otra mayor os amenaza, dijo don Quijote, si no me satisfacéis á todo cuanto primero os pregunté.

Con facilidad será vuestra merced satisfecho, respondió el licenciado, y así sabrá vuestra merced, que aunque denantes dije que yo era licenciado, no soy sino bachiller, y llámome Alonso López, soy natural de Alcobendas, vengo de la ciudad de Baeza con otros once sacerdotes, que son los que huyeron con las hachas, vamos á la ciudad de Segovia acompañando un cuerpo muerto que va en aquella litera, que es de un caballero que murió en Baeza, donde fué depositado, y ahora, como digo, llevábamos sus huesos á su sepultura, que está en Segovia, de donde es natural.

—¿Quién le mató? preguntó don Quijote.

—Dios por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron, respondió el bachiller.

—Desa suerte, dijo don Quijote, quitado me ha nuestro Señor del trabajo que había de tomar en vengar su muerte, si otro alguno le hubiera muerto; pero habiéndole muerto quien le mató, no hay sino callar y encoger los hombros, porque lo mismo