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Quijote; pero porque no digas que soy contumaz, y que jamás hago lo que me aconsejas, por esta vez quiero tomar tu consejo, y apartarme de la furia que tanto temes; mas ha de ser con una condición, que jamás en vida ni en muerte has de decir á nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo, sino por complacer á tus ruegos:

que si otra cosa dijeres, mentirás en ello, y desde ahora para entonces, y desde entonces para ahora te desmiento, y digo que mientes y mentirás todas las veces que lo pensares ó lo dijeres; y no me repliques más, que en sólo pensar que me aparto y retiro de algún peligro, especialmente desde que parece que lleva algún es no es de sombra de miedo, estoy ya para quedarme y para aguardar aquí solo, no solamente á la Santa Hermandad que dices y temes, sino á los hermanos de las doce tribus de Israel, y á los siete mancebos, y á Cástor y á Pólux, y aun á todos los hermanos y hermandades que hay en el mundo.

—Señor, respondió Sancho, que el retirarse no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja á la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana, y no aventurarse todo en un día; y sepa, que aunque zafio y villano, todavía se me alcanza algo desto que llaman buen gobierno: así que, no se arrepienta de haber tomado mi consejo, sino suba en Rocinante si puede, ó sino yo le ayudaré, y sígame, que el caletre me dice que hemos menester ahora más los pies que las manos.

Subió don Quijote sin replicarle más palabra, y guiando Sancho sobre su asno, se entraron por una parte de Sierra—Morena que allí junto estaba, llevando Sancho intención de atravesarla toda, é ir á salir al Viso ó á Almodóvar del Campo, y es-