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que quería ver si le conocía, no menos admirado quizá de ver la figura, talle y armas de don Quijote, que don Quijote lo estaba de verle á él. En resolución, el primero que habló después del abrazamiento, fué el Roto, y dijo lo que se dirá adelante.

CAPITULO XXIV

Donde se prosigue la aventura de Sierra Morena Dice la historia que era grandísima la atención con que don Quijote escuchaba al astroso caballero de la Sierra, el cual prosiguiendo su plática dijo:

—Por cierto, señor, quien quiera que seáis, que yo no os conozco, yo os agradezco las muestras de cortesía que conmigo habéis usado, y quisiera yo hallarme en términos, que con más que la voluntad pudiera servir la que habéis mostrado tenerme en el buen acogimiento que me habéis hecho; mas no quiere mi suerte darme otra cosa con que corresponda á las buenas obras que me hacen, que buenos deseos de satisfacerlas.

—Los que yo tengo, respondió don Quijote, son de serviros, tanto que tenía determinado de no salir destas sierras hasta hallaros, y saber de vos si al dolor que en la estrañeza de vuestra vida mostráis tener, se podía hallar algún género de remedio, y si fuera menester buscarle, buscarle con la diligencia posible. Y cuando vuestra desventura fuera de aquellas que tienen cerradas las puertas á todo género de consuelo, pensaba ayudaros á llorarla y á planirla como mejor pudiera, que todavía