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principal casamiento como este, donde le dan en dote un reino, que á buena verdad que he oído decir que tiene más de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y que Castilla juntos?

Calle por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura, y si no ahí está nuestro licenciado, que lo hará de perlas y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde, que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga.

—Mira Sancho, respondió don Quijote, si el consejo que me das de que me case, es porque sea luego rey en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, porque yo sacaré de adahala antes de entrar en la batalla, que saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar parte del reino para que la pueda dar á quien yo quisiere; y en dándomela, ¿á quién quieres tú que la dé sino á ti?

—Eso está claro, respondió Sancho; pero mire vuestra merced que la escoja hacia la marina, porque si no me contentare la vivienda, pueda embarcar mis negros vasallos, y hacer dellos lo que ya he dicho. Y vuestra merced no se cure de ir por ahora á ver á mi señora Dulcinea, sino váyase á matar al gigante, y concluyamos este negocio, que por Dios que se me asienta que ha de ser de mucha honra y de mucho provecho.