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Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha.djvu/220

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DON QUIJOTE.
el cuidado.—Digo pues, prosiguió Sancho, que en un lugar de Estremadura habia un pastor cabrerizo, quiero decir, que guardaba cabras, el cual pastor ó cabrerizo, como digo de mi cuento, se llamaba Lope Ruiz, y este Lope Ruiz andaba enamorado de una pastora que se llamaba Torralba, la cual pastora llamada Torralba era hija de un ganadero rico, y este ganadero rico....—Si desa manera cuentas tu cuento, Sancho, dijo Don Quijote, repitiendo dos veces lo que vas diciendo, no acabarás en dos dias: dilo seguidamente, y cuéntalo como hombre de entendimiento, y si no, no digas nada.—De la misma manera que yo lo cuento, respondió Sancho, se cuentan en mi tierra todas las consejas, y yo no sé contarlo de otra, ni es bien que vuestra merced me pida que haga usos nuevos.—Dí como quisieres, respondió Don Quijote, que pues la suerte quiere que no pueda dejar de escucharte, prosigue.—Así que, señor mio de mi ánima, prosiguió Sancho, que como ya tengo dicho, este pastor andaba enamorado de Torralba la pastora, que era una moza rolliza, zahareña, y tiraba algo á hombruna, porque tenia unos pocos bigotes, que parece que ahora la veo.—¿Luego conocístela tú? dijo Don Quijote.—No la conocí yo, respondió Sancho; pero quien me contó este cuento me dijo que era tan cierto y verdadero, que podia bien, cuando lo contase á otro, afirmar y jurar que lo habia visto todo. Así que yendo dias y viniendo dias, el diablo que no duerme y que todo lo añasca, hizo de manera que el amor que el pastor tenia á la pastora se volviese en omecillo y mala voluntad; y la causa fué, segun malas lenguas, una cierta cantidad de zelillos que ella le dió, tales, que pasaban de la raya y llegaban á lo vedado; y fué tanto lo que el pastor la aborreció de allí adelante, que por no verla se quiso ausentar de aquella tierra, é irse donde sus ojos no la viesen jamas. La Torralba, que se vió desdeñada del Lope, luego le quiso bien mas que nunca le habia querido.—Esa es condicion natural de mugeres, dijo Don Quijote, desdeñar á quien las quiere, y amar á quien las aborrece: pasa adelante.—Sucedió, dijo Sancho, que el pastor puso por obra su determinacion, y antecogiendo sus cabras, se encaminó por los campos de Estremadura para pasarse á los reinos de Portugal. La Torralba que lo supo se fué tras él, y seguiale á pié y descalza desde lejos con un bordon en la mano y con unas alforjas al cuello, donde llevaba, segun es fama, un pedazo de espejo, y otro de un peine y no sé qué botecillo de mudas[1]
  1. Colores postizos con que las mugeres se pintan las caras, cuyo vicio era todavia mas comun en el siglo pasado que ahora.