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CAPÍTULO XXII.
porque confesó, y no tuvo ánimo de decir nones; porque dicen ellos, que tantas letras tiene un no como un sí, y que harta ventura tiene un delincuente, que está en su lengua su vida ó su muerte, y no en la de los testigos y probanzas: y para mí tengo que no van muy fuera de camino.—Y yo lo entiendo así, respondió Don Quijote, el cual pasando al tercero preguntó lo que á los otros, el cual de presto y con mucho desenfado respondió y dijo:—Yo voy por cinco años á las señoras guarapas, por faltarme diez ducados.—Yo daré veinte de muy buena gana, dijo Don Quijote, por libraros desa pesadumbre.—Eso me parece, respondió el galeote, como quien tiene dineros en mitad del golfo y se está muriendo de hambre sin tener adonde comprar lo que ha menester: dígolo, porque si á su tiempo tuviera yo esos veinte ducados que vuestra merced ahora me ofrece, hubiera untado con ellos la péndola del escribano, y avivado el ingenio del procurador de manera, que hoy me viera en mitad de la plaza de Zocodover de Toledo y no en este camino, atraillado como galgo; pero Dios es grande; paciencia, y basta. Pasó Don Quijote al cuarto, que era un hombre de venerable rostro, con una barba blanca que le pasaba del pecho, el cual oyéndose preguntar la causa porque allí venia, comenzó á llorar, y no respondió palabra; mas el quinto condenado le sirvió de lengua, y dijo:—Este hombre honrado va por cuatro años á galeras, habiendo paseado las acostumbradas vestido en pompa y á caballo.—Eso es, dijo Sancho Panza, á lo que á mí me parece, haber salido á la vergüenza.—Así es, replicó el galeote: y la culpa porque le dieron esta pena, es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo: en efecto quiero decir, que este caballero va por alcahuete, y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero.—A no haberle añadido esas puntas y collar, dijo Don Quijote, por solamente el alcahuete limpio no merecia el ir á bogar en las galeras, sino á mandallas y á ser general dellas, porque no es así como quiera el oficio de alcahuete, que es oficio de discretos, y necesarísimo en la república bien ordenada, y que no le debia ejercer sino gente muy bien nacida: y aun habia de haber veedor y ecsaminador de los tales, como le hay de los demas oficios, con número deputado y conocido, como corredores de lonja: y desta manera se escusarian muchos males que se causan por andar este oficio y ejercicio entre gente idiota y de poco entendimiento, como son mugercillas de poco mas á menos, pagecillos y truhanes de pocos años y de poca esperiencia, que á la mas necesaria ocasion, y cuando es me-