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CAPÍTULO XXXI.

na fe que andaba Rocinante, como si fuera asno de gitano con azogue en los oidos. —Y cómo si llevaba azogue, dijo Don Quijote, y aun una legion de demonios, que es gente que camina y hace caminar sin cansarse todo aquello que se les antoja; pero dejando esto aparte, ¿qué té parece á tí que debo yo de hacer ahora acerca de lo que mi señora me manda que la vaya á ver? que aunque yo veo que estoy obligado á cumplir su mandamiento, véome también imposibilitado del don que he prometido á la princesa que con nosotros viene, y fuérzame la ley de caballería á cumplir mi palabra antes que mi gusto: por una parte me acosa y fatiga el deseo de ver á mi señora, por otra me incita y llama la prometida fe y la gloria que he de alcanzar en esta empresa; pero lo que pienso hacer será caminar apriesa y llegar presto donde está este gigante, y en llegando le cortaré la cabeza, y pondré á la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta á ver á la luz que mis sentidos alumbra: á la cual daré tales disculpas, que ella venga á tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama; pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzaré por las armas en esta vida, toda me viene del favor que ella me dá y de ser yo suyo. —jAy, dijo Sancho, y cómo está vuestra merced lastimado de esos cascos! Pues dígame, señor: ¿piensa vuestra merced caminar este camino en valde, y dejar pisar[1] y perder un tan rico y tan principal casamiento como este, donde le dan en dote un reino, que á buena verdad que he oido decir que tiene mas de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y que Castilla juntos? Calle por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura; y si no ahí está nuestro licenciado, que lo hará de perlas: y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde: que mas vale pájaro en mano, que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja, no se venga.—Mira, Sancho, respondió Don Quijote, si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo

prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo

  1. Así en las primeras ediciones y en las demas: en el original del autor se leeria acaso pasar.