de la mucha amistad de entrambos: y á no estar avisada Camila de Lotario de que eran fingidos aquellos amores de Clori, y que él se lo habia dicho á Anselmo por poder ocuparse algunos ratos en las mismas alabanzas de Camila, ella sin duda cayera en la desesperada red de los zelos; mas por estar ya advertida pasó aquel sobresalto sin pesadumbre. Otro dia, estando los tres sobre mesa, rogó Anselmo á Lotario dijese alguna cosa de las que habia compuesto á su amada Clori, que pues Camila no la conocia, seguramente podia decir lo que quisiese. Aunque la conociera, respondió Lotario, no encubriera yo nada, porque cuando algún amante loa á su dama de hermosa y la nota de cruel, ningun oprobrio hace á su buen crédito; pero sea lo que fuere, lo que sé decir, que ayer hice un soneto á la ingratitud desta Clori, que dice ansí:
SONETO.
En el silencio de la noche, cuando
Ocupa el dulce sueño á los mortales,
La pobre cuenta de mis ricos males
Estoy al cielo y á mi Clori dando:
Y al tiempo cuando el sol se va mostrando
Por las rosadas puertas orientales,
Con suspiros y acentos desiguales
Voy la antigua querella renovando:
Y cuando el sol de su estrellado asiento
Derechos rayos á la tierra envía,
El llanto crece y doblo los gemidos:
Vuélve la noche, y vuelvo al triste cuento,
Y siempre hallo en mi mortal porfia
Al cielo sordo, á Clori sin oidos[1].
Bien le pareció el soneto á Camila, pero mejor á Anselmo, pues le alabó, y dijo que era demasiadamente cruel la dama que á tan claras verdades no correspondia. —A lo que dijo Camila: ¿Luego todo aquello que los poetas enamorados dicen, es verdad? —En cuanto poetas no la dicen, respondió Lotario; mas en cuanto enamorados siempre quedan tan cortos como verdaderos. —No hay duda deso, replicó Anselmo, todo por apoyar y acreditar los pensamientos de Lotario con Camila, tan descuidada del artificio de Anselmo, como ya enamorada de Lotario; y así con el gusto que de
- ↑ Este soneto le repitió Cervantes en la comedia de La Casa de los Zelos, al principio de la jornada segunda.